viernes, 16 de abril de 2010

Mis mil mujeres






Mi silencio, el silencio de mi alma tiene una explicación, era necesario colocar una curita en mi corazón partido; pero luego de meses ya está curado, puedo retirar despacito el vendaje; y descubro que apenas a quedado una pequeña cicatriz en el centro, pero no duele.
Hoy entre recuerdos he descubierto que volver a empezar siempre se puede; que dejar atrás decepciones forma parte de la vida. Y que nunca es tarde para recomenzar.
Elijo ir a la proa de mi barco para esperar lo que la vida tiene deparado para mi, no quiero volver a la popa; eso sería como vivir mirando mi pasado; ese que ya no existe y que sólo debo recordar como una experiencia más pero no vivir atada a él.
Vivir en el aquí y ahora requiere de valor, requiere de pasión y de riesgo, esto me sobra y de seguro la vida me ha de devolver todo con el mismo color con que yo la miro.
He descubierto que dentro de mi existen muchas mujeres; algunas las adoro y a otras me cuesta un poco aceptarlas, pero no dejo de reconocer que forman parte de mi.
Claro que la que critica no me gusta, esa me dice que no puedo, que no es para mi, que tal vez mañana; pero la acepto, y le digo que se mantenga ocupada en alguna otra cosa y que no moleste en el presente de mi conciencia.
La niña mágica que hay en mi es la más fantasiosa de las niñas, con su varita mágica va dando color a todo lo que rodea, sueña con juegos, castillos, dragones y princesas. Esta me divierte.
A veces quiere hablar la martir, quiere expresar su queja de todo lo que le cuesta conseguir las cosas y de que sólo se vive para sufrir, a ésta le digo también que se mantenga a raya, que no vale la pena quejarse porque de todas formas hay que continuar.
La que menos me gusta es la desheredada, esa luna negra que me dice nunca seas como esta o aquella, y sin embargo he llegado a comprenderla lo suficiente como para saber que tengo algo de cada persona que concientemente rechazo en mi diario vivir.
La que me habla suave con una voz casi ronca es mi mujer sabia, esa que sólo escucho cuando mi silencio interior es tan grande como para que aparezca su voz, ella me aporta la palabra justa, el consejo útil y sobre todo me guía a buen puerto. Es muy vieja; tiene cientos de vidas vividas y siempre tiene la respuesta adecuada a mis preguntas.
Por supuesto no puedo dejar de hablar de la guerrera, esa amazona que cabalga desnuda al viento con el largo pelo que cubre sus pechos y que porta una lanza en su mano derecha, fuerte y firme siempre dispuesta a defender lo más sagrado que tiene en su vida, sus ideas, sus principios, su familia, sus amigos. A esta mujer la respeto por su seguridad, sabe lo que quiere aunque a veces debo controlarla un poquito cuando para defender lo que cree que es suyo, va con la lanza hacia adelante poniendo distancia con el entorno, y puede llegar si se siente herida a lastimar.
Pero a la que más quiero y tengo más a mano es a mi Afrodita, mi diosa interior más visible, la amo porque vive con pasión cada cosa que hace, cada cosa que crea, cada relación en la que se funde.
Ella disfruta plenamente de su sensualidad, utiliza cada uno de los sentidos para llevar hasta el éxtasis cada situación presente, es la que más vive en el aquí y ahora. Acaricia y se deja acariciar, escucha cada sonido como la más pura octava de la escala musical, mira con sus ojos de forma que enciende una chispa en todo lo que le rodea, dando vida hasta el mas frío de los objetos y saborea cada beso como si fuera la ultima vez que besa.
Todas esas mujeres soy yo. Todas forman parte de mi laberinto interior a todas las amo. Y de seguro a quien quiera amarme a mi deberá amar a cada una de ellas.


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tono de la escala musical

viernes, 26 de marzo de 2010

Maria y Juan


María acaba de entrar al escritorio en busca de la agenda, es importante tenerla a mano, pues de lo contrario no logrará organizar ni una sola hora de ese soleado dia otoñal que augura una jornada cargada de entrevista, pedidos, recordatorios y alguna cosa que quedó pendiente del día anterior.
En la radio suena una música muy suave que parece traerle un recuerdo muy lejano en el tiempo, pero no hay tiempo para detenerse a recordar, hoy es jueves y el consultorio demanda toda su atención.
Ya por salir de la habitación, suena el teléfono, una mueca de fastidio aparece en su cara;  esa llamada solo logrará retrasar un poco más su apurada partida. Levanta el tubo y contesta en tono seco: "Hola"..... "Hola..." dice con más firmeza.
Al otro lado una voz contesta en un tono grave, pausado, y con un dejo de suavidad y dulzura masculina: hola....
El silencio se prolonga unos segundos, María siente que se abre un abismo insondable en su pecho, una extraña sensación de caer en el vacio, sintiendo el vértigo de la caída libre, sin miedo a sufrir ningun rasguño, porque sabe que unos brazos fuertes se abren para sostenerla. esos brazos que hace 17 años la envolvieron con dulzura y pasión.
- Juan! sos vos!
- Me reconociste contesta el, con voz que denota alivio y nerviosismo.
Se abre un diálogo de preguntas y respuestas, de puesta al día, la voz masculina proviene del otro lado del Océano Atlántico, pero sus corazones vibran al unísono.
El pasado deja de existir, el futuro es una utopía, ahora sólo existe ese presente cargado de una dulce tensión; que les permite crear una nueva historia.
El necesitaba escuchar su voz; quería encontrar en ella las palabras justas como para retomar la energía perdida y continuar así su lucha ante una vida llena de pruebas.
Ella olvida todo lo que le aguardaba y se entrega a la hermosa experiencia de recordar lo feliz que había sido al lado de ese hombre único, con quien compartió siete años de su existencia.
Abrieron el paréntesis del tiempo compartido para extenderlo un poco más... ¿cuánto más? Sólo ellos dirán cuando volver a cerrarlo.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Renovación de contrato


Cada día renovamos un contrato con la vida. Todos lo hacemos. Sólo que generalmente no reparamos en ello.



No somos conscientes a ese instante fugaz de transición que existe entre el sueño y la vigilia, a ese instante en que decidimos comenzar a vivir un nuevo día y en el que apostamos a que podemos ganarle la partida a las siguientes 24 horas, con todas las vicisitudes que nos esperan.



Salir de la cama, estirar las piernas y brazos como realizando un toque de diana a nuestro cuerpo para que también despierte a la llamada del nuevo día. Cumplir con nuestros más amados hábito, esos de los que no nos desprendemos por nada en el mundo, porque nos brindan seguridad y cobijo, son nuestras rutinas diarias.



No necesito pensar para estirar el brazo y alcanzar el frasco de homeopatía, colocar un gotero entero debajo de la lengua (ya conté que son 20 gotas), eso me da la seguridad de que por ese día controlaré mi colesterol, mi calcio y si aparece, también la ansiedad. Cepillar con fuerza mis dientes al mismo tiempo en que corre el agua caliente por mi espalda me asegura ganar unos minutos para poder disfrutar de un aromático café antes de salir corriendo hacia el trabajo al mismo tiempo en que voy colgando en mis hombros la cartera, la matera, la vianda con el almuerzo... en fin, más y más rutinas.



Pero hoy mi reflexión es para ese instante en que renovamos el contrato diario. No importa si creemos en Dios, Ala, Buda, si somos agnósticos o ateos o lo que inventemos que queremos creer que somos. Lo que importa es que en ese instante decidimos vivir un nuevo día. Es ahí donde decidimos adornar, construir, destruir, posponer o adelantar alguno de nuestros mas caros sueños o proyectos.



Por eso mañana cuando me toque renovar mi contrato, cuando realice la primera inspiración consciente y antes de tomar mi homeopatía, escribiré con letra grande para no dejar de recordarla en las horas siguientes, que mi compromiso es disfrutar del camino, del tiempo entre descanso y descanso, porque la vida me ofrece una nueva oportunidad para hacer que mis horas sean dignas de ser vividas.



Seamos conscientes, de que toda la vida es un regalo, que no somos físicamente eternos y de que lo importante es la verdadera esencia de las cosas y no su apariencia. Sin olvidar de que es posible que no tengamos la posibilidad de volver a firmar un nuevo contrato al día siguiente. Por lo tanto es importante quenos quitemos la venda que nos ciega en el camino, que el respirar, sonreír, contestar, pedir, escuchar, sea un verdadero acto consciente y voluntario, para que al final del día al poner el punto y coma del merecido descanso, una sonrisa secreta al estilo mona lisa se nos escape y podamos decir.. "no me arrepiento de nada".



Mirian



jueves, 12 de noviembre de 2009

Maya















Maya no es otra cosa que ilusión. Y bien , es verdad que vivimos en un mundo Matrix donde cada cuál se crea su propia ilusión, la alimenta, la hace crecer a veces más grande que el sol mismo intentando tapar su luz. Y en definitiva vivimos por y para esa ilusión. Damos fe, frente a un notario, que es verdad y que no existe otra cosa más real que nuestra propia ilusión creada. Sufrimos por ella, reímos cuando la vemos crecer y nos sentimos orgullosos de sus logros.

Es muy probable que tengamos muchas ilusiones, algunas pequeñitas, que no molestan, hasta nos parecen nimiedades, pero son importantes para rellenar esos espacios vacíos que deja la ilusión más grande, cuando ésta por algún motivo descansa.

Otras ilusiones son importadas, no son de nuestra propia autoría, pero por parecernos bonitas se las pedimos prestadas a otro humanoide ilusorio, y a veces pagamos grandes sumas de dinero que nos dejan en una crisis o bancarrota transitoria. Sólo para creernos dueños de esa ilusión que no sabemos cuánto durará, pero que por ese lapso de tiempo creeremos que nos pertenece y dispondremos de ella a nuestro antojo, en fin otra ilusión más.

Cuál es tú ilusión no lo sé. Y creo que tampoco me interesa mucho conocerla. Lo que intuyo de ella me parece tan ilusoria y poco real que te la dejo para ti. Si eres feliz con esa banalidad , allá tú.

Pero la mía sí que es buena. La mía es la más real de todas la ilusiones. Por ella he llegado hasta aquí, por ella he dejado mucho en el camino, así que como podrás ver ésta ilusión vale tanto como escalar el mismísimo Everest y llegar a la cima. Cualquier mortal daría todo por vivir ésta ilusión.

Para llegar a ella, hubo búsqueda de objetivos, previa introducción y estudio acerca del tema obteniendo los permisos legales correspondientes (yo hago las cosas muy seriamente). Luego necesité ver los materiales, la planificación, la estrategia A y otra B por si la primera fallaba. La puesta en acción del proyecto ilusorio, discusión y finalmente el análisis de los resultados...!!!!. Ahhh...... era otra ilusión...

No importa, ya te dije que era como en Matrix, creamos mundos paralelos y yo tengo la virtud de poder cambiar de mundo. Ja ja, no me digas que esa es otra de mis ilusiones, porque ésta vez... no te lo creo.

Mirian.:

martes, 3 de noviembre de 2009

Con humedad...


Amanece en la Ciudad de la Costa, la niebla cubre como una sábana de crea blanca, el colchón verde del pasto, y así invade mi corazón, haciendo que mi caminar sea lento pausado, tan denso como esa niebla que penetra en mi corazón.
Un día gris en mi vida, que tantos soles a sabido disfrutar, hoy no encuentro esa alegría tan mía que siempre hace que vea luz en todo rincón.
No entiendo los porqué, tampoco los busco, no me interesa. Es que también me da por disfrutar de esa humedad, la siento tan mía... por momentos se me trepa por el centro de mi pecho y pugna salir por mis ojos. No la controlo y la dejo salir. Es cómo si de esa forma expiara mi dolor, como si por esas rendijas dejara salir la tristeza que me embarga.
Ahora mismo veo claro los porqué, mi dolor es la hipocresía, sí, esa hipocresía con la que tanto debato en el afuera, hoy está dentro mío. Pensamiento, palabra y acción, cuando estoy en esa línea co-recta todo anda bien pero me he salido de ese equilibrio y por supuesto apareció su consecuencia, la tristeza. No tengo el valor de enfrentarme con mi más pálida miseria, mi pensamiento dice creo en ti, mis palabras dicen creo en ti y mis acciones están a punto de sozobrar en un mar de tempestad.
Mis lágrimas continúan cayendo y comienza a llover, es como si toda mi agua subiera al cielo para volver a caer sobre mi.
Por poco escapé de la dulce traición, pero no me siento a salvo, el peligro continua acechando a la vuelta de cada esquina. Toda mi vida fue igual, y esta vez quiero hacer algo diferente, quiero creer que se puede hacer algo diferente.
Porque esta vez quiero un resultado diferente. Pero... aparece nuevamente el miedo y me pregunta: ¿acaso piensas que te responderán igual? Mi sentimiento de fatua seguridad, siempre se ha refugiado en el mismo lugar, claro es el mecanismo que tengo mejor conocido para evitar que me lastime, pero acaso no soy yo misma la que me lastimo con esa "no" entrega y mi refugio en la banalidad?
Por esta vez... ya pasó... estoy a salvo, mi dolor se ha escapado con mis lágrimas. Me renuevo con el aire frío de la mañana y reafirmo de nuevo mi compromiso de lealtad para conmigo misma. Vamos que se puede, estás cerca de lograrlo, y si tus resultados no son los que tus sueños imaginaron, ya verás más adelante como saldrás de está dulce realidad.
Gracias alma mía por escucharme y comprenderme. A vos te rindo mi homenaje con humildad, sumisión y respeto, pues eres la única que oye sin juzgar.Hasta la próxima.

viernes, 16 de octubre de 2009

Sabía que llegarías






Soy una romántica enamorada del amor, y al despertar esta mañana brotó en mi, la necesidad de expresar lo que sentía, por eso es que te escribo… que…
...Sabía que algún día llegarías a mí, no conocía el color exacto de tus ojos, ni sabía que serían tan dulces al mirarme.
No sospechaba que día o que noche, iba a dejarme en tus brazos, ni cómo sería nuestro encuentro cuando te reconociera y te volvieras a ver.
Tenía miedo que pasaras a mi lado y no supieras verme, pero hace tanto tiempo que te estaba presintiendo, que cuando me dejé caer en tus brazos, supe que eras el único dueño de mi espera y de mis sueños.
Y hoy estamos juntos… riéndonos del tiempo en que en el Chat tratábamos de adivinarnos los sentimientos, y de cuando en los primeros días de nuestro reencuentro, jugábamos con las miradas y las palabras eran sólo una excusa para mirarnos largamente.
Ahora no necesitamos excusas, puedo perderme en el paisaje de tus ojos, o cerrar los míos y reconocer cada centímetro de tu cara con mis labios: tu frente tibia, tus ojos húmedos y suaves, las mejillas bordeadas por la barba y llegar a tu boca roja, cálida, llena de tentaciones.
Tú ya no necesitas dudar cuando tienes ganas de abrazarme, ni piensas si lo que crees adivinar en el tono de mi voz es cierto o no.
Ya sabes que te quiero, aunque te dé miedo. Sabes que mi alegría te pertenece, que mis manos están llenas de caricias hacia ti… y ¿eso te da miedo? Y… ¿eso me da miedo…?
¿Cómo podré explicarte y explicarme que no debemos tenerlo porque así nunca seremos felices?
Debemos aprender a disfrutar de lo que la vida nos presta porque luego, siempre, cobra un alto interés; quizás como el que tú temes que sea el que deberemos pagar nosotros, sea el de quedarnos con las manos vacías sin la alegría de estirar las manos y sentirse muy cerca uno del otro.
Si eso sucede, no será culpa tuya ni mía; entonces no pensemos desde ya que tal vez vamos a sufrir.
Ahora no. Vive esto que tanto tiempo nos llevó conseguir y disfruta de cada caricia como lo hubieras hecho cuando querías abrazarme y no te animabas, bésame sin prisa y con dulzura, como aquella primera vez cuando temblamos uno en brazos del otro.
Piensa que hoy es tuyo todo lo que quisiste ayer y
sentirás que el mundo mismo está a tu alcance…. Entonces no sentiremos miedo y seremos felices con el presente o con el recuerdo de lo que nos tocó vivir.


Si nos une lo que nos une…
Nada nos separará.


Mirian

domingo, 11 de octubre de 2009

Un canto a la vida



Un canto a la vida, un canto al amor, la más amada, latía dentro mío con ansias de crecer, allí anidaba juntando fuerzas para un porvenir más que venturoso.
Te aguardaba con ansiedad, pasaban los meses y tu presencia se hacía esperar, una espera que sólo tenía un fin, amarte cada día más. Ese fue el motivo de tu nombre, ese que iba a ser el que te marcaría por toda tu existencia futura.
Tus movimientos me anunciaban tu inquietud y tu energía, mi belleza era la transmisión de la tuya y mis antojos delataban tu espíritu inquieto y travieso.
No te hiciste esperar, llegaste a la fecha convenida, una tarde luminosa de fin de verano, empujaste con brios para respirar tu independencia, y llegaste sin un llanto para reposar sobre mi pecho, buscando con tus ojos cristalinos los míos, observando el nuevo mundo al que llegabas, curioseando todo a tu alrededor, entre maravillada y sorprendida, para volver a fijarte en mí, y desde ese mismo instante ambas supimos que nuestra vida ya no tendría vuelta atrás, que tendríamos mucho para compartir, para enseñarnos mutuamente, para crecer y evolucionar en un mundo que discurriría paralelo a nosotras.
Te acuné entre mis brazos y sólo lloraste cuando otros te apartaron de mí, te midieron, pesaron y te arroparon para devolverte al seno del cual habías partido.
Durante horas, me perdí en el mar profundo de tus ojos por entonces de un color turquesa, y que más adelante se transformarían en un amarillo intenso, tan luminosos que competirían con el brillo del mismo sol.
Tu infancia transcurrió feliz y sin apuros, entre juegos, sueños, canciones, cuentos infantiles que llenaban tu imaginación y empezaban a formar parte de tu personalidad.
Pero no todo fue alegría en tu crecer, pronto llegaron las crisis, los dolores, las perdidas y la incertidumbre de encontrar tu camino. Una etapa más que dolorosa para las dos, yo que no sabía como apoyarte y al mismo tiempo sintiéndome victima y culpable de tu desaciertos, tú sumida en las más profundas de las crisis por las que un ser humano pueda pasar, sumida en las trampas que tu propia mente creaba, suplicando ayuda que al mismo tiempo rechazabas, buceando en las marismas más turbias hasta ahora conocidas.
Pero al mismo instante de tocar el fondo más oscuro de tu abismo, encontraste esa energía y fuerza de la que estás hecha, resolviste que querías vivir y no morir, comenzaste a desandar el camino para recuperar lo perdido, renaciste como el ave Fénix de sus cenizas, renaciste como la canción de Eva Perón, para hacerte cargo de ti misma y crear una vida plena y digna de ser vivida y recordada.
Esa experiencia nos unió aún más, hoy somos amigas, somos madre e hija, somos dos mujeres que no dejan nunca de soñar que existe un mundo en que todo es posible, que reímos como niñas, que lloramos con el alma cuando una tristeza nos nubla el presente, que peleamos por nimiedades, pero que no dejamos de luchar por aquello que nos parece nos merecemos y queremos para nosotras.
Doy gracias a la vida por compartir esta existencia contigo, aún hay mucho por vivir, aún nos queda mucho para crear, un mundo repleto de experiencias y un futuro que ambas vamos a trazar, muy despacito, saboreando con una cucharita pequeña como un postre que no deseamos que se termine, con compasión, sí porque somos dos mujeres con- pasión dispuestas a vivir y no a sobrevivir. Sabiendo que unidas podremos pasar las tormentas por venir, tormentas que toda vida contiene y que es a través de ellas que crecemos y nos hacemos aún más fuertes.
Hoy la casa ríe cuando estás, cada rincón se llena de música con tu presencia y hasta la propia Venus envidia tu belleza sin igual.
Hoy éste es mi canto a la vida, es mi canto a la más amada.
Gracias por haberme elegido y honrado con ser tu mamá.

Mirian.: tu mamá.